Dios está en ti. Dios está a tu alrededor. La única razón por la que no puedes experimentar el poder completo de la Luz de Dios es porque se encuentra oculta detrás de una cortina. Pero la buena noticia es que esta cortina no puede disminuir el poder de Dios. Piensa en ello de esta forma: Si fueses a cubrir una lámpara brillante con varias capas de tela, la habitación se tornaría oscura progresivamente. Pero la luz original de la lámpara nunca cambiaría. Nunca.
Hoy, busca a Dios. Como la luz de la lámpara, la Luz de Dios siempre está allí, brillando fuertemente, y tú siempre tienes acceso a ella.