Las comparaciones son odiosas.
Los demás no son como nosotros,
ni se debe esperar que actúen de la misma
forma en que lo hacemos nosotros.
Cada persona tiene su propia manera
de hacer las cosas, de acertar y de equivocarse.
Reconozco que todavía hay veces que
caigo en el error de esperar que los
demás actúen de la forma que yo siento
como correcta, coherente, justa, sensata, sana.
Se nos olvida que no debemos
considerar nuestras opciones como
mejores o más válidas, aunque las
sintamos como tales.
Que nuestros principios, valores,
nuestra forma de ver, sentir y pensar,
no es la misma que la de los demás,
aunque nos parezca en algunos casos más acertada.
A veces me cuesta muchísimo, pero
alguien que me conoce y me quiere,
me recuerda entonces, que sólo
podemos aceptar a los demás como son,
hacer las cosas como nosotros creemos,
y no esperar de los demás que actúen
de la misma manera que lo hacemos nosotros.
Cada uno es como es, aunque a veces
no lo comprendamos, aunque a veces
nos duela, nos decepcione o nos
entristezca enormemente.
Aunque a veces se nos haga muy cuesta
arriba mirar alrededor.
D/A
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