Quizás Dios quiere que conozcamos unas pocas personas equivocadas antes de conocer a la correcta, y sepamos cómo estar agradecidos por ese regalo.
Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto la puerta cerrada que no vemos la que ha sido abierta para nosotros.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos qué nos está faltando hasta que llega.
¡Darle a alguien todo tu amor no es garantía de que te amará de vuelta! No esperes amor a cambio, sólo espera a que crezca en su corazón, pero si no lo hace, alégrate de que creció en el tuyo.
Fíjate en alguien que te haga sonreír porque se necesita sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro parezca claro. La alegría es algo bueno. Comprende eso tan simple y llena tu vida y la de los demás de felicidad...