camino al corazón de Dios
Hoy me presenté a pedirte por mis amigos… Amado tan amado, gracias por tanto fervor que ponés en mí para que siga intercediendo. Más oraba por ellos y más cerca te sentía… Más te hablaba de ellos y más fuego ponías. Más te clamaba y más deseo de clamarte experimentaba. Amoroso Esposo: ¡qué secreto me has rebelado en este día! Hoy me has dado a saber que hay un atajo a tu corazón: la súplica por los otros
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