Había una vez un gran mago, que vivìa en un apartado castillo en la montaña. Un día le llegaron dos jóvenes muchachos que querían ser sus discìpulos y aprender los secretos de su magia. Con el transcurrir de los años, el anciano mago se dio cuenta que los aprendices tenían malas intenciones y sólo querían aprender los secretos mágicos para hacer maldades a las personas. Entonces el gran mago decidió castigarlos, a uno de los jóvenes lo convirtió en aguja y al otro en hilo y así estarían juntos para siempre, serían de gran utilidad para las señoras de la casa, con ellos coserían la ropa, las sabanas y demás prendas de vestir. Una cosa muy importante, el gran mago siempre los vigilaría, aunque de vez en cuando el anciano mago se queda dormido y entonces la aguja aprovecha el descuido de las personas y se clava en sus dedos provocándoles dolor mientras que el hilo es más dócil, sólo que con el paso de los años se pone viejo y se rompe, por lo que las personas deciden entonces cambiarlo y comprar un hilo nuevo. Desde aquellos tiempos remotos, la aguja y el hilo viven juntos, haciendo el bien a las personas y todo gracias a la sabia decisiòn del gran mago.
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