Para ser buenos.
Dios es infinitamente misericordioso y bueno, y debemos aprovechar esta bondad suya para ser buenos también nosotros. ¡Ay si desaprovechamos de esta su bondad y misericordia, porque caeremos en las manos justas de Dios!
Si pecamos, Él nos perdona, aunque los pecados sean muy graves y numerosos, Él nos perdona. Basta que hagamos un acto de contrición y vayamos a los pies de uno de sus representantes, un sacerdote católico, y a sus pies pidamos perdón y recibamos la absolución que el ministro da en nombre de Cristo.
Pero tenemos que ser honestos porque Dios es Bueno y es el Amor, pero todos sabemos lo que sucede con un enamorado que ama mucho a su amada y su amada lo rechaza una y mil veces, se burla de él y lo humilla. Llegará el día en que el enamorado se enfurecerá y arrasará con todo.
Así pasa también con Dios. Él es el eterno enamorado de las almas y nos cubre de amor y besos. Pero si le rechazamos y no queremos saber nada de Él, e incluso nos burlamos de su amor y lo humillamos, llegará el día en que estallará sobre nosotros su ira y nada ni nadie nos salvará de su furor.
De Dios no se ríe nadie impunemente. Es por eso que tenemos que aprovechar que Dios es bueno para hacernos buenos también nosotros, estando seguros de que Dios nos ama y nos perdona SIEMPRE.
Jesús, en Vos confío.
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