A veces nos preguntamos qué es la conciencia y
me viene a la memoria una copla,
que escuché una vez,
que lo aclara de esta forma:
"La conciencia es un espejo que Dios poner frente al alma si no te miras en él pues,
poco a poco, se empaña."
Quiere decir que si no se cultiva o
no se limpia ese espejo, poco a poco se irá empañando, hasta conseguir que la visión sea borrosa, y todo se vea oscuro.
Está comprobado que si analizamos,
cada cosa a la luz de la doctrina,
encontraremos respuesta exacta para cada caso, pero todo analizado a la luz de la razón,
no con nuestros propios convencimientos personales que, en la mayoría de las veces,
van impregnados de amor propio.
Da por resultado, que una misma cosa,
contada por diferentes persona,
cada cual le da un significado distinto y
cree tener una razón en lo que se basa,
pero siempre buscando al aire su favor.
Y mientras no desechemos esa idea de,
querer llevar siempre la razón,
nunca obraremos en la justa medida que,
cada caso requiere.
La doctrina nos enseña que,
en estos casos,
lo mejor es confiar en la Voluntad Divina.
Él, mejor que nadie, sabe y
ve en el interior de cada cual,
y al paso del tiempo,
cada uno vamos recibiendo lo que merecemos,
aunque parezca lo contrario.
pero esa justicia Divina es la encargada de poner cada cosa en su lugar,
a su debido tiempo.
Por eso, no hay mejor cosa en la vida que ,
obrar con el corazón limpio de maldad,
sin que haya dobles intenciones,
porque todo lo que hagamos bien,
es lo único válido que podremos llevarnos de este mundo.
Todo lo materializado quedará aquí,
imantado en su propio mal.
Si hacemos un recorrido por,
nuestro pensamiento y analizamos las formas
y costumbres de aquellas personas que conocemos, observamos que no hay malas intenciones,
en sus actos, sólo que cada cual es distinto en pensar y en obrar.
Cada uno tiene sus costumbres,
su carácter y su formación moral.
Para unos, la luz que llevan es un potente faro. Éstos tienen un convencimiento de la vida muy distinto.
Son más espirituales,
saben comprender, razonar, son tolerantes
y es muy importante,
saber escuchar la opinión de los demás.
Otros opinan que la mejor manera es lo que ellos piensan, que les avala una razón y
puede que tengan una parte de esa razón,
pero para convivir con una sociedad donde cada cual pensamos de distinta forma,
hay que no cerrar nuestro conocimiento en una sola cosa, sino ponerse en el lugar de aquel y
ya lo veremos todos de una forma diferente.
Es inevitable que cada cual,
tengamos nuestro carácter,
unos mejor, otros peor,
pero ahí está nuestro trabajo; en saber comprendernos los unos a los otros y
perdonar si en algo nos ofenden y
sobre todos, compadecer al que cometió un error, porque lo más hermoso de este mundo es llevar un conciencia clara y
un comportamiento nuestra vocación amable y discreta, como Dios lo prefiere.