Has de aprender cómo mantenerte equilibrado entre el placer y el dolor. Cuando surge un sufrimiento, no te dejes superar por el dolor, sino recuerda que esta es una fase pasajera en la bruma del placer. Guarda el recuerdo del dolor en la bruma del placer, y del placer en la bruma del dolor. De esta manera pueden tomarse como iguales al placer y al dolor.
Recuerda que en el sendero de la devoción hay dos peligros principales en el ánimo de aquellos cuyo temperamento está dominado por el aspecto deseo. Por momentos, el hombre está muy elevado, y al rato, completamente deprimido, muy complacido con el placer y muy dolorido por las penas. Has de alcanzar el punto medio. Has de detener las exaltaciones extremas, y con ello se detendrán también las extremas depresiones. Deja que las ondas del placer y del dolor te rodeen, mientras permaneces inmutable, sobre la inconmovible roca de la devoción al Señor. Y entonces, ni las ondas del placer ni las del dolor podrán llegar más allá de tus pies apoyados firmemente sobre la roca. No dejas de sentir el placer o el dolor, pero dejan de afectarte y de hacerte perder el equilibrio. El otro peligro principal, -como podemos ver en la historia de los grandes devotos- es que, progresando durante un tiempo fuera de los deseos y llegando a una realización del Supremo, de pronto por debilidad o hastío, retrocedes a los más bajos deseos que creías superados, e imaginas que estás en la búsqueda del Supremo, cuando realmente estás en la búsqueda de satisfacer tus deseos, o sea en la búsqueda de placeres.
Trata de poner juntos en tu pensamiento al placer y al dolor.
Annie Bessant - Sugerencias para el Estudio del Bhagavad Gita