I Domingo de Adviento B
Santo(s) del día : Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Ver el comentario abajo, o clic en el título San Elredo de Rievaulx : La venida del Señor
Libro de Isaías 63,16b-17.19b.64,2b-7.
Porque tú eres nuestro padre, porque Abraham no nos conoce ni Israel se acuerda de nosotros. ¡Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre desde siempre! ¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia! ¡Desde hace mucho tiempo, tú no nos gobiernas, y ya no somos llamados por tu Nombre! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti, Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él. Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti. Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento. No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas. Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tu, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!
Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; reafirma tu poder y ven a salvarnos. Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que tú fortaleciste, y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo. Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Elredo de Rievaulx (1110-1167), monje cisterciense Sermón para Adviento
La venida del Señor
Ha llegado para nosotros, queridos hermanos, el momento en que debemos "cantar la bondad y la justicia del Señor" (Sal 100,1). Se trata de la venida del Señor, la venida del Maestro de todo el que viene y que vendrá (Ap 1,8). Pero, ¿cómo y de dónde va a venir, cómo y de dónde viene? ¿No había dicho: "¿no lleno el cielo y la tierra? "(Jer 23,24) ¿Cómo viene, entonces, del cielo a la tierra, si es él quien llena el cielo y la tierra? Escucha el Evangelio: "Estaba en el mundo y el mundo fue hecho por él y el mundo no lo conoció" (Jn 1:10). Él está presente y ausente al mismo tiempo: presente, porque estaba en el mundo; ausente, porque el mundo no lo había conocido... ¿Cómo no iba a estar lejos, si no fue reconocido, ni creído, ni temido, ni amado? ... Viene para que le conozcamos, aquel que no fue reconocido; para que le creamos, aquel en que no creímos; para que le temamos, aquel que no fue temido; para que le amemos, aquel que no fue querido. El que estuvo presente en su naturaleza, viene en su misericordia... Pensad en Dios y ver lo que significa para él dejar tanto poder, cómo se humilla tan gran potencia, cómo se debilita tanta fuerza, y cómo se hace irracional tanta sabiduría. ¿Era, acaso, un deber de justicia para con los hombres? ¡Por supuesto que no! ... En verdad, Señor, no es mi justicia, sino tu misericordia, la que te ha guiado; no es tu pobreza, sino mi necesidad. En efecto, tú has dicho: "La misericordia se construye en el cielo" (Sal 88,3). Así es, ya que la pobreza abundaba en la tierra. Y es por eso que "Yo cantaré para ti, Señor, la misericordia" que has demostrado con tu venida... Cuando se mostró humilde en su humanidad, poderoso en sus milagros, fuerte contra la tiranía de los demonios, suave en la acogida de los pecadores, todo esto proviene de su misericordia, todo esto proviene de sus entrañas bondadosas. Por eso, "Cantaré, Señor, tu misericordia" que has demostrado desde tu primera venida. Y con razón, porque "la tierra está llena de la misericordia del Señor" (Salmo 118,64).
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