La navidad en el sur nos muestra la gloria de Dios en toda su magnitud,
mientras en los hogares la cordialidad y la amistad intentan reinar en abrazos fraternos y viva realidad.
Esos días parecería que el cielo se abre de par en par
dejándonos ver un poquito de esa otra maravillosa realidad.
Cuando terminan los festejos, cuando ya todo el mundo se ha ido a dormir,
yo me voy en silencio a mi pequeño patio y levanto la mirada a mi pedacito de cielo azul.
Pienso en mis padres que ya no están, recuerdo los tiempos en que Papá Noel era una
"verdad sin discusión" y vuelvo a oír las risas de mis hermanos jugando en la casa familiar.
El olor a una comida especial que preparaba mamá. Y estoy solo allí, recordando,
pensando en cuánto me gustaría darle un beso a quienes con nosotros no están, mientras
la vida continúa, mientras siento el perfume de una noche de verano, mientras la brisa
fresca me toca la piel, siento un cálido abrazo como en tantas noches que en mi casa
festejamos navidad, entonces comprendo que somos la marca de un recuerdo y
que hoy estamos siendo un recuerdo de quienes mañana nos extrañarán.
¡Cuántas alegrías han pasado en esta casa y cuántas más pasarán!
Quizás mañana los rostros nuevos que canten y bailen sabrán de melodías
antiguas que sonaron en esas noches en que se festejó el amor y la vitalidad y
cuando alguien salga al patio a respirar el aire fresco de la navidad,
seguramente la luz de un pasado por sus ojos pasará.
Yo seré un recuerdo también en algún momento cuando el viento me levante
y vuele en brazos de la eternidad y volveré en las sonrisas de otros que
alguna palabra escrita encontrarán y seré un viento en la noche refrescando la navidad.
Pasamos por la vida, soñando con algo que nunca podremos alcanzar
porque nuestras manos no tocan las estrellas que brillan allá lejos en la oscuridad,
pero seguramente nos dejan reflejos de ausencias para acercarnos a
nosotros mismos sentados bajo una noche de verano cuando nada nos distraiga más.
Tal vez los sueños sean esencias puras que la razón no pudo atrapar y quedaron
flotando entre las sombras del día uniéndose luego para formar
estrellas en la noche que brillan solas en la inmensidad.
Las noches de verano tienen un olor especial, aromas de flores frescas
y hojas verdes en navidad, sonoras risas en alguna casa y música en el viento
que se une a la noche como algo de verdad. Y estoy solo allí, recordando,
pensando en cuánto me gustaría darle un beso a quienes con nosotros no están.
Mientras la vida continúa, una lágrima se pierde en la noche reflejando estrellas,
lejos... lejos... mis ojos descansan en pasadas imágenes de alguna otra navidad.