Navidad:
Fiesta tradicional compartida
por la mayoría de los habitantes de la tierra,
se celebra con regalos, reuniones y comidas familiares.
Pero...¿está en sus corazones el espíritu navideño?.
He estado leyendo muchísimas cartas que dirigen a
Papá Noel los niños y
también los mayores.
En la mayoría de ellas se enumeran los regalos que
cada uno quiere recibir en
esas fechas.
En cambio muy pocas o casi
ninguna recuerda el verdadero espíritu de la Navidad.
El Nacimiento del Niño Dios para redimir al mundo, y la obra de San Nicolás
de
ayudar a los niños pobres, fueron el origen de los obsequios que
se reciben en
la Nochebuena.
¿Cuál es el verdadero significado de esos regalos?
¿Hemos ayudado al prójimo?
¿Hemos donado algo nuestro, realizado un pequeño
sacrificio para dar una alegría a
los que menos tienen? ¿Nos hemos puesto a
reflexionar que en medio de tantos
problemas de la vida actual, siempre hay
muchos que tienen muy poco, mucho
menos que nosotros? ¿Hemos recordado a los
niños que yacen enfermos en
hospitales y que quizás nunca tuvieron un juguete o
una golosina navideña?
Aún estás a tiempo de ayudar a los demás, pues en cualquier fecha podemos
revivir el espíritu de la navidad, el sentido de solidaridad hacia los demás.
Abre tu corazón a quien necesita tu ayuda; y no esperes a que te la pida para
ofrecerla.
Haz un sacrificio para compartir con otros tus cosas, y notarás que
-aunque no
te traigan el regalo anhelado en Navidad- te sentirás satisfecho,
con el corazón
repleto de gozo, por haber realizado una obra de bien.
Jesús repartió los panes.
Reparte tú lo que puedas compartir.
Felices Fiestas