Acto de consagración a María Inmaculada
Santísima Virgen María,
Inmaculada Madre de Dios
y poderosa abogada de los pecadores,
en presencia de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
de toda la Corte celestial,
de tu castísimo esposo, el patriarca san José
y del glorioso san Cayetano,
a quienes elijo por especiales abogados míos
en mis necesidades espirituales y temporales,
arrepentido de todos mis pecados,
a ti recurro
y ofrezco el homenaje de mis alabanzas y de mi amor.
Para honor y gloria tuya
y de tu dulcísimo Hijo Jesús,
me consagro y dedico todo a ti,
como fidelísimo siervo tuyo,
y te ofrezco mi corazón
para que siempre se vea libre de todo afecto desordenado
a las cosas de este mundo.
Llevado por un ardiente deseo de vivir y morir
bajo el manto azul de tu Inmaculada Concepción,
ya desde ahora,
con toda el alma te digo:
Santa María, Madre de Dios,
ruega por mí, pecador, ahora y en la hora de mi muerte.
Para que pueda un día cantar en los cielos,
con san José y san Cayetano:
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.