De poesía vestida hasta la médula, más que una mitad seré la entereza, día y noche en carruajes sin pereza con la luna supervisora y crédula.
El tiempo infinito de mano trémula acaricia los talones limando aspereza, licuando el cansancio con presteza alimentado de amor por cada célula.
Amor de pasos lentos soy a tu hogar pentecostés de fuego y doctrina fiel sucediendo in situ donde tu amar
lleva el nombre y apellido de mi piel y responde sin frontera a mi viajar sabiendo por demás el oro de su miel.
Esencia
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