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Cae la tarde con el peso
de los besos sentidos,
abanicando lirios
donde laten las entrañas,
dialogando miradas
a orillas del mismo río,
volcando los bríos
que suceden en el alma.
El cielo descuelga
las gamas de sus ocres,
desordenando el orden
que oficia la razón,
moviendo el timón
del lugar más profundo
donde completamos nuestro uno,
siendo dos.
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