Dos empleados del casino estaban aburridos esperando
clientes en una mesa de dados.
Apareció una rubia muy atractiva que apostó 20.000 pesos
a una sola tirada y dijo:
- Espero que no les moleste, pero me da más suerte jugar
totalmente desnuda.
Se quitó la ropa, tiró el dado y dijo:
- Venga dadito, mamita necesita ropita nueva!
Y a continuación gritó:
- ¡Sí, sí, he ganado, he ganado!
Besó apasionadamente y abrazó fuerte a los empleados,
recogió el dinero ganado y su ropa y se marchó eufórica.
Los dos empleados se miraron atontados y uno le dijo al otro:
- ¿Qué sacó?
- No sé, pensé que tú estabas mirando!
Moraleja:
No todas las rubias son tontas, pero todos los
hombres... son hombres!!!
JJJJJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJA