El sueño turbio
Hay noches umbrosas que dejan el cuerpo maltrecho
y el espíritu no se encuentra en libertad.
Noches como ésta en que las sombras se han apostado entre los sueños
haciendo derivar mis sentidos y tornándome ausente,
entregado a las visiones más confusas y a la más temida ansiedad.
Mas todo cerco al alma es también una llamada a la conciencia.
Fueran avisos del destino o simples visiones de extravío
varios ojos me han perseguido obsesivos durante todo el arrebato
mientras sus cuerpos permanecían desvanecidos e invisibles.
La mirada encendida de las tres mujeres ha girado
en torno a mi carne encadenada y agostada por la fiebre.
Ojos que se han ofrecido como danzantes sagrados
invitándome a un extraño quebrantamiento purificador.
Sobrevolando mi figura empequeñecida y rígida
han descendido virulentos y procaces sobre mis vísceras.
Sentí su incisión y la angustia por no poder protegerme de su ataque.
Un nombre lejano fue pronunciado de pronto
en medio de la turbiedad
haciendo añicos las vidriosas miradas de los espectros.
D-a
Neskatilla
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