El Umbral
Mírala aquí delante. Es la playa donde empieza el extraño mar de la realidad. Toma su mano breve y déjate llevar sin preguntar.
Esta mirada clara ya la habías soñado; este cabello rubio tiene la luz de tu ilusión más niña, y, sin embargo, nada se parece.
No te sirve, ahora tienes que comenzar por la primera letra. Anda, llama a tus sueños, amánsalos, resígnalos a fermentar ya hacerse de verdad.
Y tú, sal de tu miedo antiguo, corazón, pasa el umbral sin agacharte, ten valor para la dicha, acepta la hermosura; ya eres hombre.
Échate a las espaldas tu cariño empeñado en ser amor, tu ceguedad, tu mundo; toca a Dios en su peso, única voz que de El podrás sentir.
Anda, obedece y calla, porque para eso fuiste siempre niño bueno y sumiso; haciendo la costumbre y el símbolo de esta nueva obediencia más profunda.
Sí, ahora eres digno de la vida. Hasta ella te ha elevado tu soñar doloroso de adolescencia, como una oración que pide lo que ignora.
Y no por prepararte -ya ves todo qué extraño, qué distinto-, sino por esa gota de nobleza en los ojos con que vas a aprender la realidad.
Josè Marìa Valverde
( España, 1926 )
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