Los seres vivos “pensantes”, desean “cosas”, pero nunca se comprometen a cumplir con sus propias metas y casi siempre se van éstas al aire”.
Prometo estar viva cuando desees conquistarme… Si tus ojos bajaran el azul del cielo y se rebajaran ante mí, Yo tu plebeya prometo estar viva al amarte.
Prometo a mis estrellas que no miraré atrás, Ni forjaré mi mundo de sueños olvidados, Si tu mirada besa a la mía, Juro ante el Dios del cielo y la tierra que pariré con la fuerza del mar y si es posible, lo que nazca no me verá caer.
Prometo a la magia, si me permites existir Acunar tus embelesos tardíos; recordarlos, Y no dormir para vivir; deseo vivir y dormirme en ti. Prometo al aire que nunca más pensaré en volar, pues el mar me amará y en sus profundas aguas me guardará.
Déjame ver tus ojos para existir, para contarte cuantas promesas he lanzado al aire y sólo una de ellas quiere germinar en ti.
Las promesas tienen personalidad jurídica, por tal razón nunca des una promesa si no cumplirás pues el aire la atrapará, la paseará y en el momento más oportuno, volverá para que sea consumada.