Cuando el silencio habla el alma acude,
y en ella resurge lo que nunca se apagó,
golpe de dos en el beso que nos frunce
cuando exprimen las urbes el verdadero amor.
Hay un perdón que gime por mis entrañas
confiando en las alas que abre tu corazón,
cuando dejas sonar su voz y el resto calla
mi embriaguez se embriaga de ese licor.
Has estado tan cerca que la lejanía se marchó
confundiendo el sol las nubes arrasaron
confesas de su pecado, postradas al corazón
van diciéndonos adios en este amanecer más claro.
Como la mañana termina con la noche
se, que nuestro donde termina en el comienzo
de volver a volvernos la mirada entre nosotros
para respirar el todo que quedó en receso.
Cuando la directriz de pierde, cabe parar,
donde el verbo amar se hace más nuestro,
dejando los juegos donde nos jugamos la verdad,
que es ni menos ni más que nuestro sentimiento.