Quería preguntarte si existen túneles entre las estrellas si en tu noche total hay lapsos que engullen los relámpagos si ves tábanos de luz. Quería decirte que amanece aunque te has ido y que el asta violeta de Amaltea hiere mi lengua embadurnándola de mosto, sal caliente, hambre de dos. Quería preguntarte, sobre todo, si te alcanzó el diluvio de las piedras el caos febril, la despedida, la locura de Pound que ambos supimos era falsa. Quería saber si tus oídos abren su vuelo ante la curvatura del espacio si alguna música te llega (Bach mas que nada) si te perturba el anillamiento de las aves. Quería preguntarte tantas cosas. Si sabes que el amor imita tus delirios trastorna el orden de la vida, sus deleites y en vano enciende cábalas y pozos y simientes. Quería, finalmente, preguntarte como haces para que siempre seduzcan verbo y poesía si desde donde ahora en libertad padeces ves como se desliza tu barro incandescente por las cálidas combas de mis manos.
Lourdes Gil
Neskatilla
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