Al igual que el look étnico, las influencias en la moda oriental –tradicional y moderna- se vieron en muchas pasarelas de las semanas de la moda europeas. Las claves de este estilo vienen principalmente desde China y Japón, y nos encontramos líneas rectas, colores expresivos, telas brillantes y bordados dorados distintivos.
Uno de los primeros signos orientales que recibimos en la moda de occidente fue el cuello Mao como cierre de blusas, vestidos o camisas, que automáticamente le da un toque de sofisticación a la prenda. Y eso es algo que acompaña a todo este estilo: la elegancia y las formas precisas. Con respecto a las prendas claves de esta tendencia, podemos destacar, desde Japón, los vestidos de corte kimono, los obi (cinturones de tipo fajín), y los haoris o yukatas (kimonos frescos para usar de día). Desde China, recibimos los pantalones chinos (o capri, que se cortan unos diez centímetros más arriba del tobillo), el cheongsam (vestido que delinea las formas femeninas, cubriendo todo el cuerpo desde el cuello a los tobillos pero marcando sutilmente cada curva) y las blusas qipao (siguiendo la misma premisa del vestido, se cortan en la cadera, marcando bien la cintura, y se combinan deliciosamente con polleras tubo o pantalones de vestir). Con respecto a los zapatos, son tradicionales las sandalias de madera, pero siempre queda bien con este estilo los zapatos con hebilla rodeando el tobillo. La clave con el calzado es la sencillez.