Quédate conmigo
cuando lloren las flores
y una lluvia de pétalos
halle la oscuridad.
Cuando tiemblen mis labios
y mi voz no se escuche
y te entregue en silencio
toda mi soledad.
Quédate entre mis sombras,
en la luz de mi cuerpo,
sosteniendo en tus manos
la caricia aún por dar.
Quédate entre mis horas
llenas de espacios negros
dibujando paisajes
en mis ojos de mar.
Enséñame ese camino
que me lleve a tu pecho
y muéstrame cada herida
que dejó el tiempo al pasar.
Quédate conmigo,
cuando en mis manos sea invierno
y solo quede un latido, ese único latido,
que aún nace para amar.