Espejito espejito...

“… ¿quién es en este reino la más hermosa?” preguntaba cada mañana la madrastra de Blanca Nieves a su espejo. A lo que él fielmente le contestaba “Tu, mi reina, eres la más bella de todas.”
Todas sabemos muy bien como continua el cuento. Un buen día el espejo le dio la mala noticia a la reina hechicera de que la pequeña Blanca Nieves era más bella que ella y que nunca podría cambiar eso. ¡Y que se la cree!
¿A poco no nos pasa a muchas mujeres de 40 y más algo similar en algún momento de nuestras vidas?
Crecemos sabiendo que somos bellas, talentosas, fuertes, valientes y auténticas, pero en el momento que menos lo esperamos algo sucede, o alguien nos dice algo que nos hace dudar de nosotras mismas y de todo lo que podemos ser y hacer con nuestra vida.
Como la bruja malvada del cuento creemos todo eso que escuchamos, lo absorbemos y lo convertimos en parte de lo que somos. Permitimos que un comentario o una acción de alguien nos afecte de tal manera que nuestro mundo interior se convierte en un desconcierto total, y como consecuencia nuestra vida entera se transforma en un reflejo de ese caos que estamos sintiendo.
Nuestra experiencia exterior se convierte en un reflejo de nuestra experiencia interior.
Así como la mala madrastra le echaba la culpa a la pobrecita Blanca Nieves de su propia desgracia a tal grado de mandarla matar, de la misma manera comenzamos a echarle la culpa de nuestra desdicha a quien se nos pare enfrente. Cuando en realidad las únicas responsables de que nos sintamos felices o desgraciadas somos nosotras mismas.
Blanca Nieves no tenía la culpa de que su hermoso físico afectara a la bruja. La misma bruja decidió que a menos que la princesita muriera ella no podría ser feliz… ¡y todo por lo que le dijo un espejo chismoso!
Por eso no permitas nunca que el ruido exterior afecte lo que ya sabes que tú eres. No te dejes influenciar por chismes o comentarios malintencionados, y recuerda que es decisión de cada una de nosotras si elegimos convertirnos en brujas celosas y frustradas o en la mujer que realmente deseamos SER