Y DIOS LLORÓ...
Una famosa periodista había entrevistado
a los personajes más famosos del mundo;
artistas, políticos, escritores, gobernantes,
inventores e ingenieros.
Le apasionaba la vida de aquellos que más
habían influido en su comunidad o naciones,
y su pregunta más categórica era aquella
que enfrentaba a estos personajes
con sus propias obras.
Un día de camino a su oficina le dijo a su redactor
que siempre había soñado con entrevistar al mismo Dios
y hacerle la gran pregunta de su vida,
la cual estaría relacionada
con su obra máxima: el hombre.
De repente, se vio envuelta por una gran luz
en medio de un torbellino:
- Para, me dijo. ¿así que quieres entrevistarme?
- Bueno, le contesté, si es que tienes tiempo.
Se sonrió por entre la barba y dijo:
- Mi tiempo se llama eternidad y alcanza para todo.
¿qué pregunta quieres hacerme?
- Ninguna nueva ni difícil, para ti:
¿qué comentario te merece el hombre
a quien creaste a tu imagen y semejanza?
Un poco entristecido, Dios me respondió:
Que se aburre de ser niño por la prisa de crecer,
y luego suspira por volver a ser niño.
Que primero pierde la salud
para tener dinero y enseguida pierde el
dinero para recuperar la salud.
Que se pasa toda la vida acumulando bienes
que jamás disfrutará y sus hijos derrocharán.
Que por pensar ansiosamente en el futuro,
descuida su hora actual, y
ni vive el presente ni el futuro.
Que se pasa toda la vida tratando de ser feliz
y se olvida que la felicidad no es otra cosa
que la capacidad de disfrutar
lo que se tiene.
Que se priva de disfrutar de sus hijos
por el afán de progresar y,
cuando ya lo logra, descubre que perdió
irremediablemente a sus hijos.
Que se pasa toda la vida acumulando conocimientos
y títulos, olvidándose que lo único importante
es el amor.
Que se pasa la vida buscando triunfos externos
cuando ha fracasado en el hogar.
Que se pasa la vida buscando
la aprobación de los demás,
cuando ni siquiera él mismo se aprueba.
Que se pasa la vida buscando
el golpe de suerte ignorando que ésta
es producto de sus decisiones.
Que se pasa la vida cambiando a los amigos,
sin comprender que son
los amigos los que cambian.
Que se pasa la vida acumulando
el dinero que compra todo,
menos la felicidad.
Que se pasa la vida acumulando rencores
contra sus ofensores y lo único que obtiene
es perjudicarse a sí mismo.
Que vive como si no fuera a morirse y,
sin embargo, se muere como si
no hubiera vivido.
Que creé al hombre para que sea feliz,
pero él escogió la infelicidad.
Por primera vez vi a Dios llorar...
"Así que les digo: Vivan por el Espíritu,
y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
Porque ésta desea lo que es contrario
al Espíritu, y el Espíritu desea
lo que es contrario a ella.
Los dos se oponen entre sí,
de modo que ustedes
no puedan hacer lo que quieran.
Pero si los guía el Espíritu, no están bajo la ley.
Las obras de la naturaleza pecaminosa
se conocen bien: inmoralidad
sexual, impureza y libertinaje;
idolatría y brujería; odio,
discordia, celos, arrebatos de ira,
rivalidades, disensiones,
sectarismos y envidia; borracheras, orgías,
y otras cosas parecidas.
Les advierto ahora, como antes lo hice,
que los que practican tales cosas
no heredarán el reino de Dios.
En cambio, el fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
No hay ley que condene estas cosas.
Los que son de Cristo Jesús han crucificado la
naturaleza pecaminosa,
con sus pasiones y deseos.
Si el Espíritu nos da vida,
andemos guiados por el Espíritu.
No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos
y a envidiarnos unos a otros"
Gálatas 5: 16-26.
(A./D.)
Bendiciones!!!
Alex & Odris