Hay días que parece que todo se tuerce. Que las cosas no suceden
de la manera que nos gustaría. Que nuestro paisaje se convierte
en una selva ignota, misteriosa y peligrosa. Y hay veces, que esos
días se convierten en semanas, en meses...
En días así te puede la desidia, te puede la incapacidad y te vence
al deseo de querer hacer, te quedas en la apatía.
Cuando todo esto sucede, cuando a tu alrededor, cuando dentro de ti,
todos son dudas, necesitas como agua de mayo algunas certezas.
Yo afortunadamente las tengo. Y mis certezas tienen nombre
y apellidos. Son mis amigos, mis amigas. Un amigo es, en palabras
tus defectos e incluso tus vicios; es aquel que confirma
tu equidad, tu talante, tus méritos. Amigo es aquel que, amando,
desenmascara tus debilidades, tus defectos, tus vicios.”
Y es en la certeza de la existencia de mis amigos, de mis amigas,
donde encuentro la fuerza de seguir, de salir de ese cascaron
donde me refugio rehuyendo de una realidad que me supera.
Están, lo sé, lo siento y no necesito más. Volviendo a Grossman,
“múltiples son las formas de la amistad múltiple es su contenido,
pero hay un fundamento sólido en ella: la fe en el carácter
inquebrantable del amigo, en su fidelidad.”
Neskatilla
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