¿Qué es un error? ¿Cómo distinguir las estupideces de los aciertos? Tal vez la respuesta esté en la magnitud de las consecuencias. Portarse mal equivale a enfrentar un conjunto de efectos que estorban y hacen mofa de nosotros una vez que cometemos el detallazo de echar el asunto a perder. Pero es necesario equivocarse. Algunas tonterías, además de la diversión que viene adherida a ellas, tienen el poder de comprobar su propia inconveniencia.
La vida es bastante rebuscada como para tomársela con severidad. Y la juventud siempre otorga ventaja. Así que, un poco para adquirir experiencia, un poco para celebrar que se está perdido, un poco para subrayar la propia naturaleza, existe una lista caprichosa de errores que deben cometerse mientras todavía se cuenta con veintitantos. Es muy probable que, una vez llegados las treinta, no estés dispuesto a intentar algunas cosas (y te pierdas del sano ejercicio de fastidiar, fastidiarte y descubrir las secuelas resultantes de tu pequeña audacia).
Neskatilla