Yo soy uno de los espíritus del día, tú no me puedes ver,
pero existo en lo mismo que tú haces; no respiro pero me muevo a tu alrededor,
no siento dolor pero percibo tus emociones, vigilo tus pasos y te protejo,
siempre y cuando tu alma sea clara, siempre que tengas la mente abierta
y veas a través de tus sueños más allá de lo posible; hasta que te conviertas como los otros,
perdidos entre sombras terrenales y compartiendo reflexiones sujetos a los que llaman realidad.
Hasta ese día, hasta ese momento; después yo sólo seré viento a tu piel,
seré frío a tus manos, calor a tu cara y dureza a tus pies...
Antes de que crezcas y me olvides, cierra tus ojos y obsérvame,
soy una criatura hecha de polvo, mira a través de los rayos del sol y me verás.
Te lo digo una vez más, no me olvides, si lo haces entraré en tus miedos,
en tus sueños, te los recordaré a cada instante,
hasta que desees regresar al pasado, cuando tenías el alma de un niño.