4 de diciembre de 2012.
Dios nos ha creado para hacernos miembros de Su familia.
Bienvenida y canto inicial. Ubicación.
Ayer, en la tercera entrega de las consideraciones especiales para este año de la Fe, contemplábamos a Dios como el Creador bondadoso del universo; hoy vamos a considerar que las Tres Divinas Personas han querido hacernos miembros vivos de Su familia. Dios es un misterio de relación de Tres Personas que se conocen, se aman y disfrutan toda la eternidad de Su recíproca felicidad. Cuando la Biblia nos dice que Dios dijo al crear a los humanos: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen como semejanza nuestra (Gen1.26)” nos hizo seres relacionables, personas capaces de comunicarnos, amarnos, servirnos. La mejor manera que podemos ejercitar para glorificar a Dios es dejarnos hacer por El, parecernos a El. Nos dice San Juan en su primera carta: “Queridos, ahora somos hijos de Dios y todavía no se manifiesta lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es (1Jn3,2)”. Esta es nuestra mayor gloria y a la vez nuestra mayor responsabilidad: dejarnos modelar por El, dejarnos como endiosarnos por El.
Imaginemos, entonces, lo que Dios nos amará… Si Nuestra Madrecita nos muestra tanto amor en el Tepeyac, ¡qué no será el amor que Dios nos tiene! Un amor personal de cada una de las Tres Divinas Personas. Esta es la verdad primera y principal de nuestra existencia: “Dios nos amó primero”, así nos lo dice San Juan (1Jn1,4.19). Hemos sido creados para ser Santos, en Su presencia, en el amor (Ef1, 3-6).Disfrutemos este día esta gran verdad y pidámosle a Nuestra Madre que lleguemos a vivir la plenitud que Dios ha deseado para nosotros. Invitamos hoy a San José y al Apóstol y Evangelista San Mateo a que nos acompañen y ayuden a conocer y amar más al Señor a quien sirvieron con tanto amor y dedicación.
Nota metodológica.- Para los que inician hoy las novenas a la Virgen de Guadalupe: Pueden usar las consideraciones que les ofrecemos en este Diario y escoger las que más les convengan estos días.
PRIMERA CONSIDERACION: Dios nos ama y nos atrae hacia Sí a cada uno (N.M.22). Dice la narración original de las apariciones que Juan Diego “se postró en Su presencia (de María). Escuchó Su aliento, Su palabra, que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo atraía y estimaba mucho…” Es algo tan parecido a aquello que nos dice Dios: “Con amor eterno te amé”(Is. 54,8). Agradezcamos a Nuestro Dios este infinito amor que nos tiene…
SEGUNDA CONSIDERACION: Dios nos hace imágenes de Jesucristo (N.M. 24).
Nos dice San Pablo que hemos sido creados en Cristo Jesús para ser alabanza de Su gloria. Por eso nos invita a revestirnos del hombre nuevo creado a imagen de Dios. Demos vueltas en nuestro corazón a esta realidad tan sublime que se realiza en todos nosotros y no solamente en los sacerdotes, como dice tan bellamente la narración de las apariciones…
TERCERA CONSIDERACION: Dios nos da, a cada uno, rostro y corazón (N.M.26). Los antiguos nahuas, al referirse a las personas, hablaban de quienes tenían rostro y corazón. Era una manera de expresar el concepto de persona que nosotros usamos. Así, educaban a los hijos para que tuvieran mucho rostro y mucho corazón. Al hablar del Dios-Creador hablaban de quien daba el rostro y corazón a cada individuo (N.M. 26). Dejémonos modelar por El.
CUARTA CONSIDERACION: Dios nos tiene entre Sus brazos… (N.M. 119).
Una de las imágenes más bellas de todos los días es ver a los pequeños en los brazos de sus mamás y de sus papás. También en los brazos tiernos y envejecidos de los abuelos. ¡Cómo hemos disfrutado estas realidades! ¡Dios es así con nosotros; nos tiene en sus brazos, nos acoge..! “Como un hijo al que si madre consuela, así Yo los consolaré a ustedes…” Estas palabras son fuente de alegría y esperanza para todos. María le dice algo semejante a Juan Diego.” ¿No estás en el hueco de Mi manto, en el cruce de Mis brazos?”. (N.M. 119) Si, allí Ella nos tiene, como madre amorosa. ¡Cómo no amar a este Dios-Amor que nos tiene entre Sus brazos y a esta Madre sin igual..!
QUINTA CONSIDERACION: Dios nos ve con mirada compasiva y misericordiosa (N.M. 28 y 33).
Cuando María de Guadalupe dialoga con Juan Diego le dice que nos dará a Dios “en Su mirada compasiva” y le dice también que lo que pretende “Su compasiva mirada misericordiosa. es tener Su casita para allí mostrarnos todo Su amor, compasión, auxilio y defensa…”. Esto es un eco de todo lo que las Tres Divinas Personas han hecho por nosotros siempre. Nos ven con infinito amor “con amor eterno te he amado…”(Is 43,). Podemos decir con San Juan: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nostiene y hemos creído en El”(1Jn 4.16). Disfrutemos este amor, demos gracias porque somos amados por Aquél que jamás podrá dejar de amarnos… Sintamos esto al orar…
Lecturas Bíblicas y comentarios: Ef 1,11-12; Is 66,13; Os11,4; Jer31,3;
Oraciones complementarias y letanías.
Acuerdos y oración final .- (Nota pueden terminar con alguno de los siguientes salmos 103 (102) y 139 (138) o recitar el Gloria de la Misa.)
Guía: ¡CON MARIA, NUESTRA MADRE, VIVIMOS FELICES EL AMOR QUE DIOS NOS TIENE!
Todos: ¡ELLA NOS ACOMPAÑARA A CONSTRUIR LA CIVILIZACION DEL AMOR!
Canto final y Despedida.
** Para la gloria de Dios y de Santa María de Guadalupe **
Dios nos ha creado para hacernos miembros de su familia
Bienvenida y canto inicial.
Ayer, en la tercera entrega contemplábamos a Dios como el Creador bondadoso del universo; hoy vamos a considerar que las Tres Divinas Personas han querido hacernos miembros vivos de su familia.
Dios es un misterio de relación de Tres Personas que se conocen, se aman y disfrutan toda la eternidad de su recíproca felicidad. Cuando la Biblia nos dice que Dios dijo al crear a los humanos: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen como semejanza nuestra” (Gen 1.26) nos hizo seres relacionables, personas capaces de comunicarnos, amarnos, servirnos. La mejor manera que podemos glorificar a Dios es dejarnos hacer por él, parecernos a él. Nos dice San Juan en su primera carta: “Queridos, ahora somos hijos de Dios y todavía no se manifiesta lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a Él, porque le veremos tal cual es” (1Jn 3, 2). Ésta es nuestra mayor gloria y a la vez nuestra mayor responsabilidad: dejarnos modelar por él, endiosarnos por Él.Imaginemos, entonces, lo que Dios nos amará… Si Nuestra Madrecita nos muestra tanto amor en el Tepeyac, ¡qué no será el amor que Dios nos tiene! Un amor personal de cada una de las Tres Divinas Personas. Ésta es la verdad primera y principal de nuestra existencia: “Dios nos amó primero”, así nos lo dice San Juan (1Jn 1, 4.19). Hemos sido creados para ser Santos, en su presencia, en el amor (Ef 1, 3-6). Disfrutemos este día esta gran verdad y pidámosle a Nuestra Madre que lleguemos a vivir la plenitud que Dios ha deseado para nosotros. Invitamos hoy a San José y al apóstol y evangelista San Mateo a que nos acompañen y ayuden a conocer y amar más al Señor, a quien sirvieron con tanto amor y dedicación.
Nota metodológica: Para los que inician hoy las novenas a la Virgen de Guadalupe: pueden usar las consideraciones que les ofrecemos en este Diario y escoger las que más les convengan estos días.
Primera consideración: Dios nos ama y nos atrae hacia sí a cada uno (N.M. 22). Dice la narración original de las apariciones que Juan Diego “se postró en su presencia (de María). Escuchó su aliento, su palabra, que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo atraía y estimaba mucho…”. Es algo tan parecido a aquello que nos dice Dios: “Con amor eterno te amé” (Is 54, 8). Agradezcamos a Nuestro Dios este infinito amor que nos tiene…
Segunda consideración: Dios nos hace imágenes de Jesucristo (N.M. 24). Nos dice San Pablo que hemos sido creados en Cristo Jesús para ser alabanza de su gloria. Por eso nos invita a revestirnos del hombre nuevo creado a imagen de Dios. Demos vueltas en nuestro corazón a esta realidad tan sublime que se realiza en todos nosotros y no solamente en los sacerdotes, como dice tan bellamente la narración de las apariciones…
Tercera consideración: Dios nos da, a cada uno, rostro y corazón (N.M. 26). Los antiguos nahuas, al referirse a las personas, hablaban de quienes tenían rostro y corazón. Era una manera de expresar el concepto de persona que nosotros usamos. Así, educaban a los hijos para que tuvieran mucho rostro y mucho corazón. Al hablar del Dios-Creador hablaban de quien daba el rostro y corazón a cada individuo (N.M. 26). Dejémonos modelar por Él.
Cuarta consideración: Dios nos tiene entre sus brazos… (N.M. 119). Una de las imágenes más bellas de todos los días es ver a los pequeños en los brazos de sus mamás y sus papás. También en los brazos tiernos y envejecidos de los abuelos. ¡Cómo hemos disfrutado estas realidades! ¡Dios es así con nosotros; nos tiene en sus brazos, nos acoge..! “Como un hijo al que su madre consuela, así Yo los consolaré a ustedes…”. Estas palabras son fuente de alegría y esperanza para todos. María le dice algo semejante a Juan Diego: “¿No estás en el hueco de Mi manto, en el cruce de mis brazos?” (N.M. 119). Sí, allí Ella nos tiene, como madre amorosa. ¡Cómo no amar a este Dios-Amor que nos tiene entre sus brazos y a esta Madre sin igual..!
Quinta consideración: Dios nos ve con mirada compasiva y misericordiosa (N.M. 28 y 33). Cuando María de Guadalupe dialoga con Juan Diego le dice que nos dará a Dios “en su mirada compasiva” y le dice también que lo que pretende “su compasiva mirada misericordiosa. es tener su casita para allí mostrarnos todo su amor, compasión, auxilio y defensa…”. Esto es un eco de todo lo que las Tres Divinas Personas han hecho por nosotros siempre. Nos ven con infinito amor “con amor eterno te he amado…” (Is 43). Podemos decir con San Juan: “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él” (1Jn 4.16).
Disfrutemos este amor, demos gracias porque somos amados por Aquél que jamás podrá dejar de amarnos… Sintamos esto al orar…
Lecturas bíblicas y comentarios: Ef 1, 11-12; Is 66, 13; Os 11, 4; Jer 31, 3. Oraciones complementarias y letanías. Acuerdos y oración final (pueden terminar con alguno de los siguientes salmos: 103 (102) y 139 (138) o recitar el Gloria de la misa.)
Guía: ¡Con María, nuestra Madre, vivimos felices el amor que Dios nos tiene! Todos: ¡Ella nos acompañará a construir la civilización del amor!
Canto final y despedida.