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NOVENA ESTACIÓN
 Ya caíste una, dos veces, la rota túnica pisas y aún entre mofas y risas tendido a mis pies te ofreces. Yo no sé a quién me pareces, a quién me aludes así. No sé que haces junto a mí, derribado con tu leño. Yo no sé si ha sido un sueño, o si es verdad que te vi.
Y yo caigo una, dos, tres, y otra vez más, y otra, y tantas. Siempre tus espaldas santas me sirvieron de pavés. Ahora siento bien cual es la razón de tus caídas. Sí. Porque nuestras vencidas almas no te tengan miedo caes, oh humilde remedo, y a abrazarte las convidas.
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DÉCIMA ESTACIÓN
 Ya desnudan al que viene a las rosas y a los lirios. Martirio entre los martirios y entre las tristezas triste. Qué sonrojo te reviste, cómo tu rostro demudas ante aquellas manos rudas que te arrancan los vestidos de sangre y sudor teñidos sobre tus carnes desnudas.
Bella lección de pudores la que en este trance dictas, tus candideces invictas coloridas de rubores. Tú, que has teñido las flores de tintas tan sonrosadas, que en las castas alboradas las nubes vistes de oro, ay, devuélveme el tesoro de mis flores marchitadas.
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UNDÉCIMA ESTACIÓN
 Por fin en la cruz te acuestas. Te abren una y otra mano, y un pie y otro soberano, y a todo, manso, te prestas. Luego entre Dimas y Gestas, desencajado por crueles distensiones de cordeles, te clavan crucificado y te punzan el costado y te refrescan las hieles.
Y que esto llegue es preciso y así todo se consuma, y, a la carga que te abruma, el cuello inclinas sumiso. - Conmigo en el paraíso serás hoy - al buen ladrón prometes. Tierna lección la de tus palabras ciertas. Toma mis manos abiertas. Toma mis pies: tuyos son.
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DUODÉCIMA ESTACIÓN
 Al pie de la cruz María llora con la Magdalena, y aquel a quien en la Cena sobre todos prefería. Ya palmo a palmo se enfría el dócil torso entreabierto. Ya pende el cadáver yerto como de la rama el fruto. Cúbrete, cielo, de luto porque ya la Vida ha muerto.
Profundo misterio- El Hijo del Hombre, el que era la Luz y la Vida, muere en cruz, en una cruz crucifijo. Ya desde ahora te elijo mi modelo en el estrecho tránsito. Baja a mi lecho el día que yo me muera, y que mis manos de cera te estrechen sobre mi pecho.
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PENÚLTIMA ESTACIÓN
 He aquí helados, cristalinos sobre el virginal regazo, muertos ya para el abrazo, aquellos miembros divinos. Huyeron los asesinos. Qué soledad sin colores. Oh, Madre mía, no llores. Cómo lloraba María. La llaman desde aquel día la Virgen de los Dolores.
¿Quién fue el escultor que pudo dar morbidez al marfil?. ¿Quién apuró su buril en el prodigio desnudo?. Yo, Madre mía, fui el rudo artífice, fui el profano que modelé con mi mano ese triunfo de la muerte sobre el cual tu piedad vierte cálidas perlas en vano.
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ÚLTIMA ESTACIÓN
 Fue José el primer varón que a Jesús tomó en sus brazos, y otro José en tiernos lazos le estrecha de compasión. Con grave, infinita unción el sagrado cuerpo baja y en un lienzo le amortaja. Luego le da sepultura y una piedra en la abertura de la roca viva encaja.
Como póstuma jornada de ti vía de amargura, admiro en la sepultura tu heroica carne sellada. Señor, ya no queda nada por hacer. Señor, permite que humildemente te imite, que contigo viva y muera, y en luz no perecedera, que como Tú resucite.
Gerardo Diego
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