La discriminación de la mujer china comienza antes del nacimiento.
Las familias, debido a la ley impuesta de tener un solo hijo, prefieren los niños a las niñas.
De hecho, el porcentaje actual en China es desproporcionado: 113 niños por cada 100 niñas.
Esto se atribuye principalmente a la práctica ancestral del infanticidio,
a no registrar las niñas cuando nacen y a los métodos de aborto selectivo. Con el programa de reforma comenzado en 1978, en el que se promueve la igualdad de los sexos, se pretendió elevar el estatus de la mujer, pero los intereses de la mujer en China están condicionados por el éxito o el fracaso de las reformas económicas que están en marcha. Y en el campo económico el hombre lleva ventaja. La mujer china está también sometida a la violencia doméstica, física, mental y sexual, de los hombres. El número de mujeres fisicamente maltratadas por sus maridos ha crecido en los últimos años. Para salir al paso de esta ola de violencia, se promulgó una "ley para salvaguardar los derechos e intereses de las mujeres", promulgada en 1992. Según Pen Peiyun, una de las mujeres con influencia en el Partido, se pretendía proteger tanto a la mujer de los abusos a que frecuentemente se ve sometida, erradicar la mentalidad de que dar a luz niñas es un mal y otros aspectos que salvaguardaran los derechos de la mujer. ·. Sin embargo, los casos de violencia siguen aumentando en la misma forma que el divorcio. Según el Diario de China del 22 de marzo de 1994, en un estudio hecho a 2.100 familias, los casos de divorcio habían subido del 15,2 por ciento en 1990 al 19 en 1993. Pero algo parece empezar a cambiar. En enero de ese año un hombre fue condenado a seis años de cárcel por maltratar a su mujer. Es el primer caso en China, y podría sentar un precedente para el futuro. Secuestros y compraventa de mujeres persisten todavía en China. La idea de que el hombre es más capaz que la mujer está aún muy enraizada. Como la población masculina sobrepasa con creces a la femenina, el hombre busca otros caminos para encontrar una esposa. Es más fácil comprar una que pasar por todos los costos tradicionales de la boda china. Como consecuencia, en las zonas rurales y montañosas, muchas mujeres, normalmente pobres, son seducidas por disfrazadas agencias de contratación de empleos mediante promesas de trabajo bien remunerado en las zonas costeras. Pero al final acaban como prostitutas o como esposas-esclavas de campesinos. Importantes sumas de dinero circulan en estas transacciones.
Neskatilla
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