Un pebetero erótica fragancia de ámbar y nardo en el salón deslíe, al par que en bronce un sátiro sonríe impregnando de mal toda la estancia.
Verde malva es el traje, y tu elegancia, porque a su encanto mi pasión confíe, mientras las copas un efebo escancia, perversamente en el diván se engríe.
Súbito el vino tu fervor desmaya en un rictus de amor. Mi mano ensaya buscar el seno repulido y breve.
Y cuando tú revives de la ignota languidez pasional, mancha una gota de sangre tibia tu mentón de nieve