Una historia de ayer traza tu fino labio en carmín, y es hoy en tus ojeras. Y hay un collar de olvidos y de esperas si se yergue tu cuello alabastrino.
Las orquídeas ensayan tu destino en un haz de fugaces primaveras, y se curvan tu labio y tus ojeras a la vez sobre el llanto y sobre el vino.
Pero no lloras. Elegante y ducha en el amor, sonríes a la pena. Un llanto oculto con tu risa lucha,
y así bebes y ríes. Mas la cena es ya el recuerdo de otra cena. Escucha: son los "cuentos de los bosques de Viena".