Donde dos o tres se reúnen en mi nombre.
2013-08-14Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos».
Oración introductoria
Señor, gracias, por ser tan bueno. Por darme la oportunidad de este momento de oración. Ayúdame a estar atento a las inspiraciones de tu Espíritu Santo. Este día seguramente estará lleno de desafíos y actividades, oportunidades para perdonar y buscar el perdón: con tu gracia lo podré vivir plenamente.
Petición
Concédeme cultivar, Señor, un alma contemplativa, sencilla y alegre para lograr ser un instrumento de tu paz.
Meditación
Donde dos o tres se reúnen en mi nombre.
«Otro fruto de la caridad en la comunidad es la oración en común. Dice Jesús: “Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. La oración personal es ciertamente importante, es más, indispensable, pero el Señor asegura su presencia a la comunidad que —incluso siendo muy pequeña— es unida y unánime, porque ella refleja la realidad misma de Dios uno y trino, perfecta comunión de amor. Dice Orígenes que “debemos ejercitarnos en esta sinfonía”, es decir en esta concordia dentro de la comunidad cristiana. Debemos ejercitarnos tanto en la corrección fraterna, que requiere mucha humildad y sencillez de corazón, como en la oración, para que suba a Dios desde una comunidad verdaderamente unida en Cristo» (Benedicto XVI, 4 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«[El encuentro con Cristo] debe ser un verdadero encuentro con la persona de nuestro Señor Jesucristo, “donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 404).
Diálogo con Cristo
Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón
Los conflictos interpersonales son una de las cruces más pesadas que llevamos, porque es difícil perdonar cuando las ofensas y los desaires se van acumulando. Gracias, Señor, porque hoy me recuerdas cuál es el remedio: la oración. Ayúdame a saber reunir a mi familia en la oración, así tendremos más unidad, caridad y humildad para estar abiertos al perdón.
Propósito
Invitar hoy a ese amigo o miembro de familia, del que me encuentro alejado, a participar juntos en alguna actividad relacionada con la oración.
«No se puede concebir un hombre animado del verdadero espíritu de caridad, irritable, vengativo o simplemente impaciente con sus hermanos. La caridad es paciente, sabe perdonar al prójimo sin guardar el menor resentimiento»
(Cristo al centro, n. 366).