No temas, la suya es una caricia de amor. 2013-09-05
No temas, la suya es una caricia de amor. 2013-09-05 Del santo Evangelio según san Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar». Simón replicó: «Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu Palabra echaré las redes». Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: «¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!». Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Luego llevaron las barcas a tierra, y dejándolo todo, lo siguieron.
Oración introductoria
Señor, al iniciar mi meditación siento que estás en mi barco. Por un lado deseo decirte como Simón Pedro: «¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!». Sin embargo, sé que Tú quieres levantarme y animarme a no tener miedo. Dame la fuerza para saber alejarme de las distracciones, de mis preocupaciones cotidianas, para saber escucharte.
Petición
Jesús, ayúdame a comprender, aceptar y seguir con prontitud tu llamado a la santidad.
Meditación No temas, la suya es una caricia de amor.
«Esto es importante: la valentía de confiarme a la misericordia de Jesús, de confiar en su paciencia, de refugiarme siempre en las heridas de su amor. San Bernardo llega a afirmar: “Y, aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, si creció el pecado, más desbordante fue la gracia”. Tal vez alguno de nosotros puede pensar: mi pecado es tan grande, mi lejanía de Dios es como la del hijo menor de la parábola, mi incredulidad es como la de Tomás; no tengo las agallas para volver, para pensar que Dios pueda acogerme y que me esté esperando precisamente a mí. Pero Dios te espera precisamente a ti, te pide sólo el valor de regresar a Él. Cuántas veces en mi ministerio pastoral me han repetido: “Padre, tengo muchos pecados”; y la invitación que he hecho siempre es: “No temas, ve con Él, te está esperando, Él hará todo”. Cuántas propuestas mundanas sentimos a nuestro alrededor. Dejémonos sin embargo aferrar por la propuesta de Dios, la suya es una caricia de amor. Para Dios no somos números, somos importantes, es más somos lo más importante que tiene; aun siendo pecadores, somos lo que más le importa» (S.S. Francisco, 7 de abril de 2013).
Diálogo con Cristo Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón
Propósito
Confiando en la misericordia de Dios, preparar mi examen de conciencia y mi propósito de enmienda para mi próxima confesión.
«Que maravilloso es el poder llegar en cualquier momento al fin de la vida con el alma tranquila, puesta en las manos de la misericordia de Dios»
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