El testimonio que parte del amor.
2013-09-20 Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes.
Oración introductoria
Gracias, Señor, porque hoy tengo la vida, el tiempo y la capacidad para poder tener este momento de oración. Tú me has dado todo lo bueno que tengo. Tú eres mi paz y mi sostén. No sólo me sanas y me perdonas, sino que me permites acompañarte. ¡Te amo! Quiero, como los que te siguen, permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten momentos de dificultad.
Petición
Jesucristo, concédeme llenarme tanto de Ti que sepa ser un incansable discípulo y misionero de tu amor.
Meditación
El testimonio que parte del amor.
«Reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener» (S.S. Francisco, 3 de abril de 2013).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón
Propósito
Voy a luchar contra la maledicencia. Ante todo pensamiento contrario a la caridad, voy a decir algo bueno sobre alguien o sobre algo que sucedió.
«Una de las expresiones más hermosas y fecundas de la caridad es la benedicencia, que consiste en amar a los demás por medio de la palabra»