Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por nosotros.
2013-09-17 Del santo Evangelio según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: «No llores». Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces Jesús dijo: «Joven, Yo te lo mando: levántate». Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo».
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Oración introductoria
Señor, este Evangelio me revela la belleza de tu compasión y de tu amor. Creo en Ti, en tu poder, pero sobre todo en tu amor por la humanidad. Con una gran esperanza y humildad te pido la luz de tu Espíritu Santo en esta oración.
Petición
Jesús, quiero ser como Tú, compasivo con los demás; permite que nunca sea indiferente a sus necesidades.
Meditación
Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por nosotros.
«Su primera reacción es de temor […] No tenían ni siquiera el valor para mirar. Pero al escuchar el anuncio de la Resurrección, la reciben con gran fe. Y los dos hombres con vestidos resplandecientes introducen un verbo fundamental: Recordad. “Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea... Y recordaron sus palabras”. Esto es la invitación a hacer memoria del encuentro con Jesús, de sus palabras, sus gestos, su vida; este recordar con amor la experiencia con el Maestro, es lo que hace que las mujeres superen todo temor y que lleven la proclamación de la Resurrección a los Apóstoles y a todos los otros. Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por mí, por nosotros, hacer memoria del camino recorrido; y esto abre el corazón de par en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas» (S.S. Francisco, 30 de marzo de 2013).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón
Propósito
Antes de ofrecer mis opiniones y deseos en la interacción con mi familia y con otras personas, voy a guardar silencio para escuchar a los demás.
«Todos ustedes conocen las dudas, las incertidumbres, las angustias, las debilidades, incluso la ignorada sed de Dios de tantos hombres que pretenden edificar en este mundo su morada definitiva. Ustedes no pueden permanecer indiferentes ante todo esto»