¿Cómo lograr el desapego de los bienes?
2013-11-06 Oración introductoria
Dios mío, no hay camino más corto y más seguro para alcanzar la felicidad que el conocimiento, amor, imitación y seguimiento de tu Hijo Jesucristo. Humildemente inicio mi oración con el deseo de amarle con un amor ardiente y personal, y que nunca haya nada, ni nadie, más importante para mí.
Petición
Señor, te pido me concedas la gracia de saber cargar mi cruz con paciencia, amor y alegría, convencido de que es el medio que me has concedido para amarte y santificarme.
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, caminaba con Jesús una gran muchedumbre y Él, volviéndose a sus discípulos, les dijo:
«Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.
Porque, ¿quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla? No sea que, después de haber echado los cimientos, no pueda acabarla y todos los que se enteren comiencen a burlarse de él, diciendo: “Este hombre comenzó a construir y no pudo terminar”.
¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil? Porque si no, cuando el otro esté aún lejos, le enviará una embajada para proponerle las condiciones de paz.
Así pues, cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo».
Palabra del Señor.
Meditación
¿Cómo lograr el desapego de los bienes?
«“Es la de uno que tiene verdaderamente la conciencia de llevar a Cristo consigo”, como el bien precioso que hay que comunicar, anunciar, representar. Los bienes, las perspectivas de este mundo, acaban por desilusionar, empujan a no conformarse nunca; el Señor es el bien que no desilusiona, el único que no decepciona. Y esto exige un desapego de uno mismo que se puede alcanzar sólo con una relación constante con el Señor y la unificación de la vida en torno a Cristo. Y esto se llama familiaridad con Jesús. La familiaridad con Jesucristo debe ser el alimento cotidiano […] porque es el alimento que nace de la memoria del primer encuentro con Él y porque constituye también la expresión cotidiana de fidelidad a su llamada. Familiaridad. Familiaridad con Jesucristo en la oración, en la celebración eucarística, que nunca hay que descuidar» (S.S. Francisco, 21 de junio).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior.
Propósito
Dedicar hoy unos minutos adicionales a mi oración diaria para contemplar a Cristo Crucificado.
«Tuquisieras ver las conquistas, verte más perfecto, que te vieran más santo. Tal vez estás preocupado por la fachada de tu vida espiritual, mientras que Jesucristo prefiere seguir cimentando el edificio»