Si no crees, no comprenderás.
2013-12-19
Oración preparatoria
Señor, el mejor regalo que puedo dar a los demás es que mi vida trasmita alegría, gozo y paz. Para lograrlo tengo que creer en Ti y buscar vivir en la verdad y de la Verdad, dejando a un lado el espejismo del mundo; por eso inicio mi oración suplicando la luz del Espíritu Santo para vivir con mucha fe este momento de intimidad contigo.
Petición (gracia/fruto que se busca)
Jesucristo, ¡aumenta mi fe!
Texto del Evangelio de hoy, como base para entablar el diálogo con Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, ‘para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos’, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo».
Pero Zacarías replicó: «¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada». El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».
Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.
Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: «Esto es obra del Señor. Por fin se digno a quitar el oprobio que pesaba sobre mí».
Palabra del Señor.
Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)
Si no crees, no comprenderás.
«“La fe nace del mensaje que se escucha”. El conocimiento asociado a la palabra es siempre personal: reconoce la voz, la acoge en libertad y la sigue en obediencia. Por eso san Pablo habla de la “obediencia de la fe”. “Cuando Dios revela, hay que prestarle la obediencia de la fe, por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando ‘a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad’, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por él.
Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da ‘a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad’.
Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones» (S.S. Francisco, encíclica Lumen fidei, n. 29.).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo)
Participaré en una hora eucarística y pediré a Dios la gracia de saber reconocer y cumplir siempre su voluntad.
«Creer con fe teologal! No es simplemente “saber” algo: saber que Dios existe, que Jesucristo es Dios, etc. La fe teologal es más bien una experiencia viva, la experiencia de Dios en mi vida, en el mundo y en la historia.Siéntete seguro en la lucha; no estás sólo: Cristo está contigo»
(Cristo al centro, n. 965).