Los tiempos de Dios.
2014-01-10 Oración preparatoria
Señor, al igual que el leproso, inicio mi oración diciendo: «Si quieres» puedes darme la gracia para que esta meditación se convierta en un auténtico encuentro contigo. Humilde e inmerecidamente confío en tu misericordia.
Petición (gracia/fruto que se busca)
¡Ven, Señor! Quiero encontrarte en mi oración para quedar curado de mi pecado.
Texto base para entablar el diálogo con Dios
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 12-16
En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: «Señor, si quieres, puedes curarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero. Queda limpio». Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: «Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio».
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar.
Palabra del Señor.
Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)
Los tiempos de Dios.
«Abraham, tiene 99 años cuando el Señor le promete un hijo. En cambio, entra inmediatamente en la vida del leproso: Jesús escucha su oración, lo toca y aquí está el milagro.
El Señor decide involucrarse en nuestras vidas, en la vida de su pueblo. Abraham y el leproso. Cuando venga el Señor –dijo, no siempre lo hace de la misma manera. No existe un protocolo de la actuación de Dios en nuestra vida, no existe.
Una vez lo hace de una manera, otra vez lo hace de otra, pero siempre lo hace, siempre se da este encuentro entre nosotros y el Señor: "l Señor siempre escoge el modo de entrar en nuestra vida. Muchas veces lo hace tan lentamente, que estamos en peligro de perder un poco de paciencia: ‘Pero, Señor, ¿cuándo?’ Y oramos, oramos... Y no llega su intervención en nuestras vidas.
Otras veces, cuando pensamos en lo que el Señor nos ha prometido, es tan grande que somos un poco incrédulos, un poco escépticos» (S.S. Francisco, 28 de junio de 2013, Misa matutina en la capilla de Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo)
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para pedir una esperanza inquebrantable que me lleve a confiar, siempre, en el poder de la gracia de Dios que actúa en mí.
«¿Cómo quieres que la gracia de Dios resulte eficaz si los estados anímicos y los sentimientos son los que tienen el poder en ti? Ellos son ciegos, instintivos, primarios, y ahí la gracia no va»