Ante el miedo o la nostalgia, contemplar al Señor.
2014-02-01
Oración preparatoria
Señor Jesús, permite que esta oración sea el medio para crecer en la fe, para no tener miedo ante lo que hoy se pueda presentar porque voy a recordar que Tú velas con infinita ternura sobre mí. Ayúdame a descubrir tu mano amorosa detrás de todo, porque Tú haces todo para mi bien.
Petición (gracia/fruto que se busca)
Señor, te pido me concedas peregrinar por la senda de una fe viva, operante y luminosa.
Texto base para entablar el diálogo con Dios
Del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla del lago». Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.
De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?». Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: «¡Cállate, enmudece!». Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: «¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?». Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?».
Palabra del Señor.
Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)
Ante el miedo o la nostalgia, contemplar al Señor.
«El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: “¡No tengan miedo!” El miedo no nos ayuda. La cuarta actitud es la gracia del Espíritu Santo. Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor.
Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor, tan hermoso, por un nuevo encuentro con el Señor. “Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo”. Y ellos vieron al Señor: “¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!” Y llegó la sorpresa del nuevo encuentro con Jesús. No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes, valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás, para no caer en la mala nostalgia. ¡No tener miedo y mirar siempre al Señor!» (S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo)
Al considerar la actividad más importante que haré hoy, me aseguraré de pedirle a Dios, en mi oración, que la bendiga.
«¡Qué hermosa es la vida, qué grande el dolor, qué dulce y llevadera la humillación cuando se cree en Jesús con fe viva!»