En la Eucaristía encontramos a Cristo Salvador.
2014-05-09
Oración preparatoria
Jesús mío, gracias por estar presente en el sacramento de la Eucaristía, con tu cuerpo y con tu sangre, con tu alma y divinidad. Quiero que esta oración sea una alabanza y agradecimiento por el gran amor y misericordia que has tenido al quedarte con nosotros.
Petición (gracia/fruto que se busca)
Jesús, que sepa agradecer y vivir en plenitud el don de tu Eucaristía.
Texto base para entablar el diálogo con Dios
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?».
Jesús les dijo: «Yo les aseguro: Si no comen la carne del hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el plan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor.
Meditación (profundización propuesta, si bien se sugiere sea algo personal)
En la Eucaristía encontramos a Cristo Salvador.
«Los Sacramentos no son apariencias, no son ritos, los sacramentos son la fuerza de Cristo, está Jesucristo en los Sacramentos. Cuando celebramos la Misa, en la Eucaristía, está Jesús vivo, muy vivo, que nos reúne, nos hace comunidad, nos hace adorar al Padre.
Cada uno de nosotros, de hecho, mediante el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, está incorporado a Cristo y unido a toda la comunidad de los creyentes.
Por tanto, si por un lado está la Iglesia que “hace” los Sacramentos, por otro lado están los Sacramentos que “hacen” a la Iglesia, la edifican, generando nuevos hijos, agregándolos al pueblo santo de Dios, consolidando su pertenencia.
Cada encuentro con Cristo, que en los Sacramentos nos da la salvación, nos invita a “ir” y comunicar a los demás una salvación que hemos podido ver, tocar, encontrar, acoger y que es verdaderamente creíble porque es amor» (S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Dedica unos minutos a tener un diálogo espontáneo con Cristo, de corazón a Corazón, a partir de lo que haya llegado al propio interior, de lo que te haya dicho Dios.
Propósito (es mejor que surja del diálogo íntimo que se ha tenido con Cristo)
Leer el n. 47 de la Exhortación apostólica Evangelii gaudium del Papa Francisco.
«¿Cómo lograr este amor apasionado a Cristo? Sólo hay un camino: el de la intimidad con Él. Si ustedes desean enamorarse de Cristo, acudan frecuentemente, sin prisas y con mucho amor, a la Eucaristía y al Evangelio»