E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó.
Amado/a hermano/a:
Después de haber vivido 400 años en esclavitud, ahora salen camino a la tierra prometida; pero para llegar allí tenían que atravesar por muchos obstáculos, el enemigo esclavizador que los perseguía, el frío, el calor, obstáculos como el Mar Rojo, el descontento del mismo pueblo que no obstante haber visto con sus propios ojos milagros tan poderosos como ver que Dios les abre camino en medio del mar; pero ahora después de caminar tres días por el desierto y de pronto encontrar agua y no poder tomarla porque era agua amarga, les ganó el descontento y comenzaron a murmurar, a quejarse y a desear su anterior vida de esclavitud.
Es posible que también tú estés pasando por un desierto y lleno de problemas y cuando llegas a cierta agua de esperanza o solución encuentras que era falso, que no hay respuesta. Moisés nos recuerda que ante todo problema, toda dificultad, toda crisis, hay que ir al Señor. Él clamo a Dios y el Señor le mostró un árbol, ESE ÁRBOL SIMBOLIZA LA CRUZ. En la cruz, la amargura se convierte en dulzura, el dolor se va y viene la paz, el llanto se convierte en gozo, la muerte es derrotada por la vida. Así que deja de murmurar deja de quejarte y buscar culpables, ve a la cruz, allí está la solución a todas tus penas, dolores y amarguras.
Ora así:
Amado Señor tú conoces por el desierto que estoy atravesando y no hallo respuestas, y las que hay no son buenas, por eso Señor ya no quiero buscar culpables, ahora vengo a ti y te pido que tomes mi carga, que lleves mi dolor. Hoy quiero descansar en tus poderosas promesas pues sé que son fieles y verdaderas. Cambia esos pensamientos y sentimientos negativos que han invadido mi corazón por tus maravillosas promesas que tienes en tu Palabra para mí, en el nombre de Jesús de Nazaret, amén