La pureza del espíritu esta marcada con las señas
y medidas del alma, de manera que la grandeza del alma
del hombre sea la medida del espíritu.
El alma a su vez es producto de una vida que algunos creen,
esta basada en un destino ya escrito, puedo ver el destino
escribiéndose durante toda una vida y aun después;
cualquiera sea ese después.
De este modo no somos mas que un espíritu encarnando
un alma que se mueve al compás de un cuerpo
físico al que ha de utilizar como vehículo para alcanzar
un destino que nunca llegará, porque nunca dejaremos de escribirlo.
Ese destino y la forma que escojamos para escribirlo
será el trabajo de la mente y nuestro instinto y
solo esto nos hará distintos unos de otros, es así como el mundo real
se convierte en un inmenso libro con una infinidad
de hojas imaginarias, donde quedará escrito el transcurrir
de nuestro destino y nuestra vida, de nuestro puño
y letra creando las huellas que algún día nos permitirán
regresar y recordar que estamos vivos...