De castillo en castillo, celebrando
amores que no tuve o damisela
de mi invención, pulsando la vihuela
para damas que al fin quedan llorando.
Trovador de caminos, voy cantando,
no porque se me escuche, en la plazuela,
o el mesón, a la luz de la candela,
y si hay celebración, sigo soñando.
Si canto es porque el alma me lo pide;
mi galardón por la bondad se mide
de quien escucha atento mi balada.
Canto heroico, o fantástico, o risueño,
de cuanto fue o no fue, de cuanto sueño,
del amor, de la rosa, de la espada.
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