Comunicaciones
Urge el pensamiento conectando ¿se siente? ¿alguien entre líneas? ¿errata? ¿paréntesis? ¿qué signo? ¿escuchan? (La claridad del lenguaje tiene apenas la intensidad ambigua del poniente) Estamos aquí, lanzados a la noche terrestre, apretujados, aquí, en la noche terrestre, aquí en la noche terrestre. De nuevo el hilo el cable roto, el deslumbrante cortocircuito. ¿No oyen? ¿No se oye? Palabras mías, insensatas, hechas de furor y de locura, cuantiosa tesitura negra a borbotones desbordándose hacia dentro, hacia el fondo interpolado de rígidas luciérnagas.
Tiembla y destella, hace señales, todas son huellas de la eternidad, enumeradas y prolijas, cuernos de caza, al mundo aullidos de perros, está el desierto, toques de peligro, inútilmente, pasos cambiados, ¿dónde? campanas para niebla, una piel fosforescente, pedidos de auxilio, y envenenada, sirenas de patrulleros, llamando, gritos de alarma, solo, solo, solo, bocinas de ambulancias, se hace tarde, quiero saber si se hace tarde.
Un código de emergencia, un vaso de agua, un hueso para la inteligencia, un alfabeto de clave radioactiva, o telepática, o nuclear, o una sustancia de amor para esta extrema ubicación, 25 de abril de 1963, otoño, en mi casa, hemisferio austral, aparentemente a la deriva.
AMANDA BERENGUER |