¿Qué sería de mis promesas,
si ausente tu cuerpo
me refugiara en brazos ajenos,
aun deseoso también de consuelo?
No soy yo quien se entrega al olvido,
no, no me resulta simple ni sencillo,
la derrota de los años es mi mayor victoria,
¿ves? mi corazón en delirio, silencioso te llora.
No veras reír mi alma por simplezas,
aparentando que poseo fortaleza,
por negar el dolor y evitar que la gente hable;
soy tonto, exiliado, culpable, pero no un farsante.
Soy yo quien más te ama,
y es mi vida la que a sí se derrama.
Amor, si tengo que aclarar….
yo, no se disimular.
I. Flores