El programa de ajuste económico anunciado por el presidente ecuatoriano Lenín Moreno amenaza con despertar una nueva ola de protestas en todo el país.

"El gobierno quiere reorientar todo hacia el mercado, vía destrucción del Estado", aseguró el economista Marcelo Varela, quien agregó que Moreno ha venido cumpliendo al pie de la letra los lineamientos del FMI.

Además, destacó que existe un accionar "contradictorio" en el Ejecutivo, ya que al tiempo que prevé "la eliminación de los medios públicos, desde el Ministerio de Educación se habla de profundizar la teleducación, que se tiene que llevar justamente desde los medios públicos".

El investigador de la Universidad Central de Ecuador señaló que "Moreno ha aprovechado el confinamiento para imponer más agresivamente sus medidas", por lo que "estallido social se va a dar desde la próxima semana".

Por ello, "el lunes 25 de mayo comienzan las protestas a nivel regional y de a poco van a ir confluyendo en Quito, como en octubre pasado. Será la misma táctica de organización: desde los territorios hacia la capital".

Organizaciones sociales, estudiantiles, indígenas y de trabajadores se movilizarán en contra de una situación económica crítica que la pandemia de COVID-19 ha deteriorado aún más.

En tanto, Varela sostuvo que la crisis sanitaria explotó en gran medida por la decisión del gobierno de "recortar el presupuesto a la salud y haber despedido a 6 mil funcionarios médicos". "Esto llevó a que no haya respuesta frente a este brote, fundamentalmente en Guayaquil.

A la falta de presupuesto e insumos se sumó la errática gestión del gobierno.

"Quisieron lanzar al vicepresidente al frente de la crisis. Luego les lanzaron la pelota a los municipios, y después les dijeron que debían levantar las medidas para que se reactivara la economía".

"Las pandemias irrumpen en momentos donde hay una crisis social"

De la peste bubónica al coronavirus, las pandemias han provocado cambios profundos en las sociedades de su época, a veces hasta propiciar un verdadero punto de quiebre.

"Las pandemias irrumpen en momentos donde hay una crisis social. No es que el feudalismo cayó por la peste bubónica de 1348, pero ésta ayudó", sostuvo la socióloga e historiadora Fernanda Gil Lozano.

Pese a los esporádicos rebrotes de la peste negra, "la tierra alcanzó, sobró y pudo nutrir a los que sobrevivieron. Es decir, cuando estamos bien alimentados y tenemos una buena calidad de vida, las enfermedades tienen menos capacidad de daño", agregó.

Estas grandes devastaciones producen transformaciones políticas, pero también en las costumbres. "La peste bubónica dio un golpe de gracia al sistema feudal. El núcleo franco-cantábrico se desvanece y comienzan a tener mayor auge las ciudades. Y la gente se empieza a bañar más seguido. Hay lugares de encuentro, donde se sociabiliza", aseguró Gil Lozano.

"Una medida higiénica", continuó, "es haber construido cementerios municipales fuera de las iglesias".

"Los registros los va a tener la autoridad civil, no solo las iglesias", explicó.

También dijo que las pandemias "nos pone a las mujeres en el lugar que la Historia nunca nos dio". "Los varones escribieron la historia, pero nosotras siempre estuvimos en la historia, peleamos en las batallas", subrayó.

"Lo que muestra esta pandemia es el trabajo invisible que siempre hacemos: la tarea doméstica. Y en todo lo que es la salud. En la primera línea estamos las mujeres, porque en los cuidados siempre estamos las mujeres", concluyó Gil Lozano.

En el programa se informó a su vez acerca del ultimátum del jefe de las FFAA de Bolivia al Senado para que ratifique la nómina de ascensos militares; y las repercusiones tras la retirada unilateral de EEUU del Tratado de Cielos Abiertos.

También se informó sobre la decisión de China de impulsar una ley de seguridad para Hong Kong; y la confirmación de la muerte del exministro de Defensa de Ruanda, Agustin Bizimana, acusado del genocidio perpetrado en 1994.

Maquillaje

Los astros se alinearon el pasado 20 de junio en Ecuador. Hubo noticias que se entrelazaron unas con otras, para todos los gustos, y el contexto fue el mismo: la actual pandemia del coronavirus.

Ese día se supo, por ejemplo, que mientras los casos de COVID-19 en ese país sudamericano sobrepasaba los 50.000 y la cantidad de muertes trepaba bastante por encima de los 4.000, el Comité de Operaciones de Emergencia [COE] de Ecuador, lanzaba una noticia devastadora para un sector de trabajadores. La ministra de Gobierno, María Paula Romo, se descolgaba con un anuncio: "En el caso de Quito, el COE cantonal pedía aplazar por un mes el regreso de la jornada laboral presencial del sector público, esto no se ha aceptado", dijo.

Por lo cual, el rechazo se producía en momentos en que el número de contagios y muertes a causa del virus no hacía más que aumentar. Tanto el alcalde de Quito, como la prefecta de la provincia de Pichincha, habían pedido ampliar el teletrabajo hasta julio.

Pero no terminaba allí la cosa ese día. La Alianza por los Derechos Humanos de Ecuador lanzaba una denuncia inquietante: "Situación crítica de las personas privadas de libertad en el Ecuador: 727 contagiados y 23 personas fallecidas por COVID-19 […]. Las organizaciones de derechos humanos exigimos al estado ecuatoriano realizar todas las acciones posibles para evitar muertes y más contagios por COVID-19 dentro de los centros de privación de libertad". También denunciaba que no existe un presupuesto asignado específicamente para atender la emergencia sanitaria en las cárceles ecuatorianas.

Y ese mismo día se conocía que el Gobierno de Ecuador había contado con presupuesto para algo que considera importante: la imagen del presidente. Mediante el Centro de Inteligencia Estratégica (CIES), contrató en EEUU a la empresa de relaciones públicas Balsera Communications a la que realizó un pago de 37.500 dólares por el mes de mayo, con el fin de contrarrestar "la percepción de un Ecuador asediado por el coronavirus y que carece de una respuesta coherente", según la información oficial estadounidense.

También como respuesta a los tropiezos de funcionarios en entrevistas internacionales, como los del portavoz de Lenin Moreno Juan Sebastián Roldán y la ministra de Gobierno, María Paula Romo, en CNN, y a la divulgación de información que pone en tela de duda la efectividad de la acción gubernamental en la pandemia.

La justificación de la medida la brindó el secretario de Comunicación, Gustavo Isch, al periódico El Universo: "Contrarrestar la imagen negativa y muchas veces falsa que se implantó a nivel internacional en los momentos más críticos de la pandemia y que incluso comprometía la calificación para acceder a la cooperación. […] No hay que olvidar que se llegaron a difundir supuestas incineraciones de cadáveres en la vía pública, imágenes trucadas para sobredimensionar la construcción de fosas comunes en Guayaquil […]".

Entonces, por un lado se reconoce que la percepción de la gestión de la pandemia carece de una respuesta coherente por parte de la Administración; por otro, se busca maquillar los tropiezos de los funcionarios en entrevistas concedidas a la CNN, pero por otro, desde el Gobierno se habla de "imagen muchas veces falsa" y de "imágenes trucadas".

El analista internacional Pablo Jofré Leal apunta a que en la labor del presidente de un país se plantea una dicotomía: o hace el trabajo para tener relaciones públicas y una imagen pulida y destacada, o trabaja para lograr que el país consiga sortear las dificultades que tiene.

"Esta dicotomía, en el caso de Lenín Moreno claramente parece estar más enfocada a que su imagen no sea deteriorada, a que las negligencias, el mal trabajo que lleva a cabo en función del combate a la pandemia, trate de ocultarse en base a un trabajo de relaciones públicas".

El analista incide en que "cuando una Administración hace eso, uno se pregunta de inmediato: ¿qué le interesa a usted? ¿Cuál es su objetivo, cuál es su norte, qué es lo que pretende? ¿Mejorar la salud de su población, contender contra una enfermedad, o que un par de funcionarios públicos aprendan a hablar frente a medios de comunicación?".

El también periodista señala que ese tipo de trabajos por el cual ha sido contratada la empresa norteamericana, puede hacerlo con un coaching, o también los propios profesionales de una administración del Estado, y no "una empresa extranjera para que haga una función de mejoramiento de relaciones públicas, un mejoramiento de la imagen [del presidente], para seguramente favorecer los intereses de los grupos políticos que están con Lenín Moreno, no el beneficio de la población. Esto es muy grave", remacha Pablo Jofré Leal.