Los halcones más belicistas de EE.UU., amparados en sus Think Tank y medios, justifican la campaña de sanciones contra Irán escudándose en que no afectan a la lucha contra el coronavirus porque los bienes humanitarios están exentos de las sanciones directas. Esto, sin embargo, es una verdad a medias, porque los iraníes se están quedando sin divisas, sin las importaciones necesarias para mantener la producción de las fábricas, la crisis es cada vez más dura… y, con ello, Irán pierde la capacidad de comprar e importar los equipos que necesita, dependiendo principalmente de las donaciones. La situación también afecta a los alimentos, necesarios para que la población –que sufre cada vez más paro– se mantenga sana y pueda tener unas mejores defensas para hacer frente a la enfermedad. Y aun pudiendo comprar equipo sanitario, el ministro de Salud iraní denuncia que las sanciones impiden en este momento que lleguen al país millones de máscaras compradas a Reino Unido. Porque Irán puede comprar equipos sanitarios, pero las sanciones unilaterales impuestas por Trump asustan a los bancos, que no están especialmente motivados para realizar transacciones financieras con los importadores persas.
Los halcones de Washington mantienen sus políticas criminales desoyendo al mundo y auto-justificándose en que si levantan las sanciones "el carácter del gobierno iraní no va a cambiar". Y es que los halcones de Washington anteponen el capital a las personas, la geopolítica a la convivencia, el poder a la humanidad
En la práctica, las sanciones impuestas por EE.UU. a la República Islámica impiden a los iraníes acceder a medicamentos esenciales; siéndoles negado el derecho a la salud. Según el Atlantic Council, un Think Tank atlantista ni remotamente sospechoso de ser pro-iraní, las sanciones norteamericanas sí impiden a los iraníes tener acceso a medicinas; incluyendo las medicinas necesarias para salvar vidas. Señalan, además, que el Departamento del Tesoro estadounidense ya ha procesado previamente a compañías médicas por vender suministros médicos a Irán, lo que ahora tiene un efecto disuasorio en el resto.
Las políticas que están sufriendo los iraníes son las políticas que salen de un Partido Republicano que, aunque sus dirigentes recurren a la religión constantemente ante los problemas –como Trump declarando el Día Nacional de oración–, como buenos fanáticos, como buenos hipócritas, desprecian la vida del prójimo. Hablamos de un partido movido por el supremacismo –como cuando Trump y Pompeo mantienen su chascarrillo de llamar 'virus de Wuhan' al COVID-19–, que tiene a sociópatas como Dan Patrick –que antepone la economía a la vida de sus compatriotas– o el senador Mark Kirk, que en 2011 llegó a afirmar que "está bien quitar la comida de la boca de iraníes inocentes".
Que las sanciones de EE.UU. contra Irán, además de un crimen contra la humanidad, son una infamia en este momento, no es algo que salga exclusivamente del régimen iraní. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido que se levanten las sanciones a los países, asegurando que "es momento de solidaridad y no exclusión". Y es que según la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, "en un contexto de pandemia global, impedir los esfuerzos médicos de un país aumenta el riesgo para todos nosotros". Bachelet insiste además en que "ningún país puede combatir de forma eficaz esta epidemia (el COVID-19) por sí mismo" y que "necesitamos actuar en solidaridad y cooperación". El alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha incidido también en la necesidad de asistir a la población iraní. Incluso el primer ministro de Pakistán –país vecino de Irán que ve la amenaza muy cerca–, Imran Khan, ha pedido a Trump que levante las sanciones. Pero Estados Unidos, como ese niño abusón e insensato, hace oídos sordos y continúa con el único lenguaje de la amenaza, recordando a Irán que "el coronavirus no los va a salvar de las sanciones".
Ya son más de 2.000 muertes confirmadas, y según las autoridades iraníes cada 10 minutos fallece una persona por el coronavirus en la República Islámica. Mientras, los lobbies más cercanos a Trump presionan a las grandes farmacéuticas "para que pongan fin a sus negocios con Irán". Resulta difícil encontrar palabras para describir un comportamiento tan perverso de una clase política canalla que ha perdido todo atisbo de decencia, porque como recordaba al Intercept el experto en las sanciones Tyler Cullis, esta política no es algo exclusivo de Trump, sino que se origina más de una década atrás con las anteriores administraciones.
Los halcones de Washington mantienen sus políticas criminales desoyendo al mundo y auto-justificándose en que si levantan las sanciones "el carácter del gobierno iraní no va a cambiar". Y es que los halcones de Washington anteponen el capital a las personas, la geopolítica a la convivencia, el poder a la humanidad
El gobierno iraní, que no está exento de responsabilidad en esta crisis por su cuestionable gestión (críticas por otro lado de las que no hay un país que esté exento), minimizando el problema, culpando a otros al inventar conspiraciones, no tomando las medidas necesarias… ha dejado de lado su orgullo. A principios de marzo, el país pidió al Fondo Monetario Internacional, por primera vez desde 1962, un préstamo inédito de 5.000 millones de dólares para hacer frente al brote. La República Islámica no ha recibido todavía la ayuda, aunque el representante de la UE para las relaciones exteriores, Josep Borrell, ha secundado la petición del país, señalando al principal responsable de que el gobierno de los mullahs haya tenido que pedir ayuda. "Setenta países han pedido ese apoyo financiero, Irán y Venezuela entre ellos, y vamos a apoyar esa petición porque estos países están en una situación muy difícil, especialmente debido a las sanciones estadounidenses que les impiden tener ingresos por la venta de su petróleo", dijo Borrell.
Los halcones de Washington mantienen sus políticas criminales desoyendo al mundo y auto-justificándose en que si levantan las sanciones "el carácter del gobierno iraní no va a cambiar". Y es que los halcones de Washington anteponen el capital a las personas, la geopolítica a la convivencia, el poder a la humanidad. Y es que quienes utilizan la salud y la vida como arma con fines políticos son el peor tipo de terrorista. Y es que en Washington están los terroristas más poderosos del mundo.