Un grupo de científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard anunció, a través de un estudio publicado en la revista Science, que el avance de la enfermedad de la COVID-19 durante los próximos cinco años dependerá del comportamiento que tenga en esta primera onda pandémica.
Con base en la proyección estimada, los escenarios pospandémicos se agudizarán en patrones estacionales y geográficos; es decir, el SARS-CoV-2 atacará con mayor o menor intensidad según la condición climática de cada región. En este sentido, explicaron que es necesario aplicar medidas intermitentes de distanciamiento social para evitar picos epidémicos que excedan la capacidad de los centros hospitalarios.
"Las medidas de distanciamiento social podrían relajarse por completo a principios o mediados de 2021, dependiendo nuevamente del grado de la fuerza estacional de transmisión", señala el equipo dirigido por Stephen M. Kissler.
Sin embargo, señalan que estos pronósticos pueden variar según la magnitud de los proyectos científicos que se desarrollen durante los tiempos de la primera ola pandémica: estudios serológicos, vacunas y tratamientos. Así, la cantidad de pruebas de carácter serológicas que se realicen podrá presentar un escenario más claro sobre aquellas personas que hayan generado anticuerpos durante la fase de infección.
Bajo esta perspectiva, el equipo de científicos de Harvard también señaló que el impacto de COVID-19 podrá cambiar conforme se realicen vacunas que generen inmunidad ante el SARS-CoV-2 y tratamientos para asistir en el período de convalecencia.
No obstante, los investigadores hicieron hincapié en que la intensidad de los brotes pandémicos y pospandémicos dependerá de la época del año en que se establezca la infección. Por lo que, hacen un llamado a mantener las estrategias de distanciamiento social como una forma de evitar la tensión de los sistemas de salud.