Si me siento solo, recuerdo que Dios siempre está conmigo como una presencia divina interna en la que puedo confiar por guía y fortaleza. Lo único que necesito hacer es dirigir mi atención a Dios para sentirme rodeado de amor y paz.
Me acallo y acudo a mi interior para encontrar la conexión con el Espíritu siempre presente. Solo existe Dios. Solo existe este momento. Estoy listo para proseguir con mi día. Tengo toda la fortaleza y el valor que necesito para hacer lo que me corresponde. Si me siento cansado o solo, recuerdo que Dios nunca me abandona. El Espíritu divino está en mí y a mi alrededor siempre y, por esta Verdad, siento profunda gratitud.